sábado, 1 de noviembre de 2014

DYLAN THOMAS 2






Cuento de Invierno *

Es un cuento de invierno
que el anochecer ciego de nieve transporta sobre los lagos
y los campos flotantes de la granja en la copa de los valles,
sobre el pálido aliento del rebaño en la vela furtiva,
que resbala apacible entre los copos plegados con la mano

y sobre las estrellas que se entregan al frío,
y el olor del heno entre la nieve y el remoto búho
que da consejos entre los rebaños y el helado refugio
unido con el humo blanco-oveja de la granja encapuchada
en los valles cruzados por los ríos donde se dijo el cuento.

Una vez mientras el mundo envejecía
sobre una estrella de fe pura como el pan a la deriva,
como el alimento y las llamas de la nieve,
un hombre desplegó los rollos de fuego que ardían en su corazón y en su cabeza,
atormentado y solo en una granja, en un rincón del campo.

Y así se abrasó entonces,
en su isla encendida anillada por la alada nieve
y en los estercoleros blancos como lana
y entre los palos del gallinero que se duermen helados
hasta que la aurora peina los patios embozados y los hombres del día

marchan con sus azadas, tropezando,
y se desperezan los rebaños, y tímido el gato ratonero se asoma
y los pájaros erizados saltan a cazar y las lecheras dulces
arrastran sus zuecos sobre el cielo caído
y toda la granja despierta a sus blancos quehaceres.


       

* Este fragmento de Cuento de Ivierno fue publicado antes en El Mirador de Los Pinos